lunes, 31 de marzo de 2014

EL AMOR HA MUERTO

O al menos eso diría William Shakespeare si hoy viera que la idea que tenía sobre el amor ha muerto. Pues, ¿dónde están los hombres que hacían cualquier cosa por conquistar a una dama?, ¿o esas damas que suspiraba por un amor?. Ahora casi no hay hombres que digan cosas bonitas o mujeres dispuestas a entregar su corazón. Pero lo peor es que lo consentimos. 
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domingo, 30 de marzo de 2014

RESEÑA BAJO LA MISMA ESTRELLA

Bien, es la primera vez que hago este tipo de entrada en mi blog, pero me he decidido hacerla porque yo también quiero dar mi opinión sobre este libro. Por lo que he leído y visto en internet a todo el mundo le ha gustado pero por desgracia a mi no.
Debo de ser la persona más horrible del mundo porque no me ha llegado. Lo leí por simple curiosidad ya que dentro de poco se va a estrenar la película y todo mundo hablaba de él, así que decidí darle una oportunidad.
Pero lejos de ser una buena historia, es un libro romántico lleno de clichés: Chica dura con un problema grave se enamora del típico chico simpático, guapo y agradable (que hace que más de una lectora moja-bragas se enamore de él) y rescata a la pobre chica. A partir de ahí ambos se dedican frases pastelosas (que más de uno pondrá en twitter) y se juran amor eterno mientras vivan. Lo único salvable es un hecho que le ocurre al chico protagonista  y un escritor holandés el cual la protagonista admira (es el único personaje carismático y diferente).
El libro en sí está bien para leerlo una tarde que no tienes nada que hacer en casa pero no para ser un best-seller porque no es nada nuevo. Es una trama que ha utilizado la herramienta de la enfermedad del cáncer como camuflaje para tapar una típica historia pastelosa que te puedes encontrar en cualquier libro. Y sí me diréis que el hecho de que la chica protagonista tenga cáncer hace que destaque y que se haga más realista. Pero ya os digo que eso amores no pasan y que los chicos como el protagonista simplemente no existen.
Y ahora me podéis insultar, linchar, criticarme, acordaron de la madre que me parió y decirme que soy un monstruo sin corazón por decir que un libro que se centra en el amor de dos jóvenes con cáncer no es nada del otro mundo (yo mismo lo haría). Pero al fin y al cabo soy una persona y por muy horrible y cruel que sea mi opinión creo que merece ser respetada.
Mi puntuación final es un 2 sobre 5.

miércoles, 19 de marzo de 2014

JULIA WHITE


Julia, aquella chica de pelo color pelirrojo y de ojos marrones, cerró una última vez el libro que estaba leyendo. Lo había leído unas cinco veces, pero aun así no se cansaba, pues para ella leer un libro era como abrir una puerta a otros mundos. Miró el reloj que descansaba en su mesita de noche y se dio cuenta que solo quedaba quince minutos para que empezara las clases.
Desayunó rápido, cogió su vieja mochila de color azul y velozmente se dirigió a la puerta. Al pasar por la cocina se encontró a su abuelo, un viejo gruñón que era el único familiar vivo que le quedaba y que aquel momento se encontraba leyendo The Times mientras bebía a pequeños sorbos su café con leche.
_ Adiós abuelo, me voy al instituto.
_ ¿Acaso crees que me importa lo que hagas? _ Gruñó desde la cocina _ Aunque en realidad no sé porque te molestas en ir, si no sirves para nada.
_ Buenos días para ti también, querido abuelo.
Julia cerró la puerta tras de sí y comenzó a andar a paso ligero hacia su instituto, el cual se encontraba a poco más de diez minutos. Quedaba menos de un mes para que empezase oficialmente la primavera, pero aun así el frío invernal de Inglaterra se hacía notar, sobre todo a primera hora de la mañana. Julia miró su reloj y comprobó que solo quedaba cinco minutos para que empezase las clases.
_ Mierda, voy a llegar tarde.
_ ¡Ey Julia!... ¿te has vuelto a quedar leyendo hasta tarde?
Julia se giró para comprobar quien la había llamado y se encontró con su primer y único amigo que tenía.
_ Buenos días Peter. El problema no es que me haya quedado hasta tarde leyendo, el problema es que las clases empiezan demasiado temprano.
_ Ambos sabemos que aunque las clases comenzasen a las doce del mediodía, llegarías tarde… pero eso forma parte de tu encanto, pelirroja. Por cierto feliz diecisiete cumpleaños.
_ Te has acordado_ Sonrió Julia.
_ ¿Cómo se me iba olvidar el cumpleaños de mi mejor amiga?... Aunque no he podido comprarte nada, ya sabes la economía de un chico de diecisiete años no es muy grande.
_ No hacía falta que me regalases nada. Al contrario, con que te hayas acordado de mi cumpleaños es suficiente. 
_ Eso me suena a que tu abuelo no te ha felicitado. ¿Me equivoco?.
_ Para nada, es más lo más bonito que me ha dicho hoy es su típica frase de “no sirves para nada”.
_ Julia deberías denunciarlo, no es normal que te dejes insultar de esa manera por no hablar de las palizas que recibes por parte de él.
_ Ya hemos hablado de esto Peter, no puedo denunciarlo… él es mi abuelo y el único familiar vivo que me queda y si lo denuncio, ¿a dónde iré?... No pienso ponerme en mano de una asistente social hasta que cumpla los dieciocho. Además dentro de poco me iré a la universidad
_ Pero ¿y si te pasa algo antes de que vayas a la universidad?, ¿y si por un mal golpe acabas en el hospital?
_ No te preocupes, estaré bien.
La campana del instituto sonó, anunciando que las clases acababan de comenzar. Julia y Peter se apresuraron en entrar corriendo en el instituto.
_ Te veo luego, Peter.
Un grupo de chicas que estaban en la puerta miraron a Julia de reojo y comenzaron a reírse de ellas e incluso Julia pudo oír claramente como una de ellas la llamaba friki, pero como siempre la chica pelirroja aprendió a ignorar los insultos que sus compañeros de instituto le dedicaban.
El resto del día trascurrió como un día normal y cuando el instituto acabó, julia se dirigió a la salida, donde su fiel amigo Peter la estaba esperando.
_ Por fin apareces Julia, pensé que te habías ido a Narnia, por cierto ¿qué tal tu examen de historia contemporánea?
_ Creo que bien aunque no tan bien como el de matemáticas.
El resto del camino lo pasaron hablando sobre los exámenes y los trabajos que tenían que entregar hasta que llegaron a la esquina de la calle y Julia se despidió de su amigo para después regresar a su casa en silencio. Cuando estuvo a punto de abrir la puerta de su casa, se percató de la presencia de su vecina.
_ Hola señora Smith.
_ Hola Julia, ya sabes que puedes llamarme Agatha. ¿te apetece entrar y tomar un té conmigo? Ya sé que no es un buen regalo de cumpleaños pero…
_ ¿Se ha acordado de mi cumpleaños ?. _ La interrumpió Julia abriendo mucho los ojos.
_ Te conozco desde que estabas en la barriga de tu madre… sería muy tonto de mi parte olvidar tu cumpleaños. Por favor pasa y concédeme el honor de tomar un te conmigo.
Julia sonrió y se fue a la casa de de la señora Smith. Una vez allí la amable vecina, le sirvió una taza de té con leche y algunas pastas de chocolate que julia devoraba.
_ Come más despacio o te atragantarás.
_ Lo siento mucho pero no puedo entretenerme mucho, ya sabes como es mi abuelo.
_ Lo sé de sobra, mi marido ha tenido varios enfrentamientos a consecuencia del mal carácter que tiene tu abuelo. Por cierto, ¿todo bien?, ¿cómo es la convivencia con él ?.
_ Bastante buena.
_ ¿Segura?, el otro día os escuché discutir y también oí algunos golpes.
_ En serio, todo está bastante bien entre nosotros. _ Respondió Julia mientras miraba la hora en su reloj _ Se me ha hecho un poco tarde y tengo que volver para estudiar.
_ Está bien, ya sabes que puede volver cuando quieras… Por cierto una última cosa, ¿tienes amigos en el instituto?.
_ Sólo tengo uno, puede que lo hayas visto acompañarme a mi casa alguna que otra vez, pero es el mejor amigo que se puede tener. 
Julia se despidió una última vez de la señora Smith antes de regresar a su casa. Suspiró y contó hasta diez antes de abrir la puerta para encontrarse con su abuelo que la miraba con cara de pocos amigos.
_ Julia White, ¿dónde diablos te has metido?. Niñata malcriada siempre desobedeciendo mis normas.
_ Lo siento, pero la señora Smith me invitó a un té por mi cumpleaños y…
_ ¡Silencio!... ¿no te he dicho yo muchas veces que no hables con la vecina?.¡ Esa horrible mujer siempre metiendo las narices donde no le conviene y encima vas a su casa y te tomas un té con ella en vez de hacerme caso!... ¡Eres una desagradecida, si no fueras por mi estarías en un horrible orfanato!.
_ ¡Y si tú fueras mejor persona te hubieras acordado de que hoy es mi cumpleaños!
Inmediatamente después de haber dicho eso, Julia se llevó la mano a la boca. No quería haber dicho eso pero ya era demasiado tarde, había despertado al monstruo. Su abuelo la comenzó a mirarla con más odio y antes de que se diera cuenta le dio una bofetada en la cara haciendo que algunas lágrimas rodaran por sus mejillas. Pero no contento con eso, el hombre que decía ser abuelo, cogió su viejo bastón de madera y comenzó a golpearla repetidas veces, hasta que se dio por satisfecho.
_ Y que sea la última vez que me replicas, jodida niña del infierno.
Con cierta dificultad, Julia se levantó del suelo y se dirigió a su habitación, un pequeño cuarto con una cama y que contenía sus escasas pertenencias. Se quitó el jersey para ver los numerosos moratones que su abuelo la había hecho en la espalda. Suspiró dolorida, esta vez su abuelo se había pasado con ella. Volvió a cubrir sus moratones con su jersey y entre sus pertenencias buscó un viejo vinilo de los Beatles que había pertenecido a su padre, lo puso en su tocadiscos y se sentó junto a la ventana, contemplando como poco a poco el sol descendía.
En aquel momento la canción Julia compuesta por John Lennon estaba sonando y no pudo evitar acordase de su padre, pues gracias a esa canción su padre decidió bautizarla de esa manera. En el cielo comenzaba asomarse tímidamente las primeras estrellas y se preguntó porque ella no podía vivir una aventura como los personajes de los libros que solía leer. Una ventura que la rescatara lejos de su abuelo para siempre.
Tristemente, la chica pelirroja y de ojos marrones suspiró otra vez, lamentándose por tener que vivir una vida de lo más normal.
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sábado, 15 de marzo de 2014

Podríamos estar muertas mañana.

Era una fría mañana de domingo de 1645 en Inglaterra. Y como era habitual, la familia McKenzie se dirigía hacia la iglesia para escuchar el sermón del pastor Timothy.
_ Vamos Jeremy, anda deprisa o no llegaremos.
_ Pero madre, ¿por qué tenemos que ir?. La iglesia es tan aburrida _ Protestó el pequeño de la familia mientras se apresuraba en alcanzar a sus dos hermanas mayores.
_ Porque si no vas, estarás condenado a una vida llena de pecados y sufrimientos, para después, condenar tu alma al infierno. Además tu padre es el pastor de la iglesia y si alguno de nosotros faltásemos, estaríamos dando un mal ejemplo.
_ Además hermano, ir a la iglesia no es tan malo. Puedes entablar amistad con los demás hermanos de nuestra comunidad _ Dijo Mary, la hija mediana de la familia _ O también puedes hacer como  Lucy y conquistar al hijo mayor de los Burton.
_ ¿Qué has querido decir con eso? _ Protestó la hermana mayor.
_ No te hagas la tonta Lucy, sabes de sobra que William anda detrás de ti, no hay más que ver como te mira en misa.
_ Pues por mi puede buscarse a otra, yo no siento lo mismo.
_ ¿Y qué mas da?, es un buen partido. Su padre tiene un gran huerto y muchas vacas que los convierte en una de las familias más ricas de la zona.
_ Tu hermana Mary tienes razón. Además en tres meses cumplirás los dieciocho y eso quiere decir que serás una señorita con la consecuencia de que tendrás casarte pronto para formar tu propia familia.
_ Pero madre, yo no siento nada por él. ¿Y no dice las sagradas escrituras que para que una mujer y un hombre se casen hay que haber amor de por medio?.
_ Eso te lo acabas de inventar Lucy. Y para que lo sepas, mi matrimonio con tu padre también fue concertado y poco a poco aprendimos a querernos. Las historias románticas sólo ocurren en las novelas. Y ahora procura poner buena cara en misa o perjudicarás la imagen de tu padre.
Entraron en la iglesia y se sentaron en primera fila. En seguida todos quedaron en silencio al entrar el padre de Lucy o como era conocido, el pastor Timothy. Un hombre que rondaban los cuarenta y que según los miembros de la comunidad, poseía una gran sabiduría y era el mejor pastor que podían tener. Se acercó al altar y se aclaró la garganta antes de hablar.
_ Querido hermanos y hermanas sed bienvenidos un día más a la casa de dios. Como comprobaréis la dicha y la alegría no cabe en mi, pues soy el pastor que más pecadoras ha curado en toda Inglaterra. Sin ir más lejos la semana pasada conseguí atrapar a la pobre hermana Sue que cayó en las manos de la brujería. Por suerte para ella, murió en la hoguera consiguiendo que su alma fuera purificada y se reuniera con el altísimo, Pero aunque he hecho una dura labor, el trabajo aún no ha terminado pues aún queda muchas almas perdidas. _ Hizo una pausa para clasificar las miradas que le dirigía la comunidad antes de continuar _  Y de eso trata mi sermón de hoy, por favor abrid la biblia por el principio del nuevo testamento.
La misa trascurrió como las demás misas hechas por el padre Timothy. Cuando la dio por finalizada, hizo llamar a una familia compuesta por los padres, una muchacha de la misma edad que Lucy y un niño de ocho años.
_ Antes que os marchéis hermanos, me gustaría presentaros a la nueva familia que se ha unido a nuestra comunidad. Ellos son los Smiths y por favor me gustaría que se sintieran acogidos por todos nosotros. Sin más espero que tengáis una feliz semana.
Todos se marcharon de la iglesia menos la familia Smith y la familia del pastor, los cuales siempre esperaban al padre para poder regresar todos juntos a la modesta casa que tenían en el centro del pueblo.
_ Hola yo soy el pastor Timothy McKenzie y esta es mi mujer Joanna, mi hija Mary, mi hijo Jeremy... ¿dónde se ha metido Lucy?.
_ Se ha quedado hablando con el hijo de los Burton _ Se excusó Joanna _ Ya sabes a esa edad las consecuencias que conlleva._ ¡Lucy, ven aquí!.
La hija mayor de los McKenzie que aquel momento estaba hablando con William, escuchó la llamada de su madre y se sitió liberada al tener una excusa con que dejar la pesada conversación. Se despidió de William y se fue hacia donde se encontraba su familia.
_ Disculpa padre, pero estaba hablando con William Burton. ¿Deseaba algo?.
_ Como iba diciendo hermano Thomas, quería presentarte a mi mujer, Joanna así como a mi hija mayor Lucy, mi segunda hija Mary y mi pequeño Jeremy. _ Prosiguió con la presentación el señor McKenzie.
_ Es un placer, yo soy Thomas y esta es mi mujer Elizabeth, mi hija Clarissa y mi pequeño Jackson. Creo que nuestros hijos podrían tener una bonita amistad, pues si no me equivoco tanto mi hija y mi hijo tienen la misma edad que su hija mayor y su hijo pequeño.
_ Así es, yo tengo casi dieciocho, como su hija mayor y para mi sería un placer ser su amiga.
Lucy que en aquel momento estaba viendo como el pesado de William se iba, volvió su vista hacia la hija mayor de los Smith y sintió una punzada en el corazón que nunca había sentido antes, como si le faltara el aire. En seguida apartó la mirada ruborizada.
_ Sería un honor que esta noche vinieseis a cenar a nuestra casa _ Prosiguió Joanna _  Para poder conocernos mejor y poder hablarles sobre el pueblo y el duro trabajo que hace mi marido para mantenerlo limpio de las manos del maligno.
_ Por supuesto. Estaremos allí sobre las ocho. Mi esposa Elizabeth traerá su famoso estofado de verduras.
_ Hasta las ocho entonces _ Se despidió el pastor Timothy.
El pastor junto a su familia abandonó la iglesia mientras hablaba de su productivo trabajo contra la eliminación de las brujas mientras era escuchado por todos los miembros de la familia. Por todos menos por uno. Su hija mayor Lucy, apenas escuchaba a su padre, pues tenía el pensamiento perdido en los profundos ojos de color gris de Clarissa.
Llegó las ocho de la noche y a consecuencia de ello, llegó la familia Smith. Mary fue la encargada de recibirlos y conducirlos hasta el comedor de la casa, mientras Lucy ayudaba a su madre en la cocina.
Tanto la familia Smith como la familia McKenzie se sentaron alrededor de la mesa. Mientras cenaban el pastor comenzó hablar sobre sus triunfos contra el maligno y las brujas que había quemado mientras era escuchado por todos menos por Lucy. La cual se encontraba perdida otra vez ente los enormes ojos grises de Clarissa sintiendo que si dejaba de hacerlo se quedaría sin aire y moriría allí mismo.
_ Por segunda vez, Lucy cariño, ¿puedes traer los platos y el estofado de la señora Smith?.
_ ¿Qué?... Ah si, perdona madre, no sé donde tenía la cabeza. Ahora mismo voy.
_ Clarissa, ayuda a Lucy. Seguro que ella no puede traer las dos cosas al mismo tiempo y necesitará ayuda.
_ Por supuesto padre.
Ambas chicas se dirigieron a la cocina, pero lo que parecía ser un simple recorrido hacia otra parte de la casa, para Lucy fue un gran suplicio, pues Clarissa estaba junto a ella dispuesta ayudarla con los platos. Nerviosamente, comenzó a sacar la vajilla del mueble mientras Clarissa cogía el estofado, pero fueron esos nervios los que traicionaron a Lucy, haciendo que uno de los platos se cayera al suelo rompiéndose en mil pedazos. Rápidamente comenzó a recoger los pedazos.
_ Déjame que te ayude _ Sugirió Clarissa mientras se agachaba para recoger los pedazos.
Y fue en ese momento cuando los ojos azules de Lucy se volvieron a cruzar con los grises de Clarissa, pero esta vez la sensación fue diferente. Nunca antes había tenido a esa chica tan cerca y eso produjo que su corazón latiera con mucha más fuerza de los que había hecho antes. Y a consecuencia de eso no pudo evitar fijarse en el rostro dulce y aniñado de la chica que apenas había conocido hace unas horas y que le producía sensaciones extrañas. Y quizás fue el tenerla tan cerca, la consecuencia de no poder evitar hacer lo que hizo.
Antes de que Clarissa se levantara del suelo y volviera a perder el contacto visual, Lucy se abalanzó hacia ella y la besó en los labios. Clarissa ante la reacción de Lucy, se quedó sorprendida, pero después se acostumbró al cálido aliento de Lucy y se unió al beso.
_ ¿Por qué has hecho eso? _ Preguntó Clarissa separándose con cierta brusquedad de Lucy.
_ Yo... yo lo siento. No quería...
_ Pensé que me estaba volviendo loca _ La interrumpió Clarissa _ Pensé que me había vuelto loca al sentir ese vació extraño dentro de mi pecho, como si me faltara el aire.... Pero veo que tú sentiste lo mismo que yo.
_ ¿Chicas por qué estáis tardando demasiado? _ Interrumpió en la cocina Joanna McKenzie.
_ Lo siento madre... pero se me ha caído un plato accidentalmente y Clarissa me ha estado ayudando.
_ Tú como siempre en las nubes... Volved las dos a la mesa. Yo me encargaré de limpiar el resto.
Los hechos que ocurrieron después del beso, fueron los más normales del mundo. La familia Smith abandonó el hogar de la familia McKenzie después de la cena y tanto Clarissa como Lucy no volvieron a repetir esa escena.
Pasaron tres meses desde el beso y aunque para ambas chicas era una tortura, no podían estar a solas porque lo que sentían la una por la otra estaba moralmente mal visto por la iglesia y a pesar de que tanto Lucy como Clarissa se miraban con amor, ellas sólo se podían limitar a saludarse con amabilidad.
_ Tienes que arreglarte, ya sabes que esta noche William Burton te pedirá la mano por tu dieciocho cumpleaños.
_ Pero madre, yo no lo amo.
_ Tonterías, ya verás que con el tiempo aprendes a quererlo. Además, el está enamorado de ti y haría lo que fuera por casarse contigo. Tienes mucha suerte de encontrar a un chico como él, no lo olvides.
Lucy se alisó la falda de su vestido de terciopelo de color azul oscuro y se dirigió al salón de su casa. Allí junto a su familia se encontraba los Burton, los cuales estaban emocionados de poder emparejar a uno de sus hijos con la hija mayor del pastor.
_ Querida familia Burton _ Comentó Timothy _ Me complace poder entregar la mano de mi hija como muestra de unión entre ambas familia. Por favor Lucy ven y colócate junto a tu futuro esposo. Lucy hizo lo que pedía mientras William sacaba una pequeña cajita de uno de sus bolsillos.
_ Lucy McKenzie, ¿me concederías el honor de ser tu esposo?. Prometo amarte y respetarte hasta que la muerte nos separe.
Lucy miró los fríos ojos marrones de William y comprendió que no eran los mismos ojos cálidos de sus amada, que no podía vivir sin ella y que no estaba dispuesta a casarse con un hombre que apenas quería. Por esa razón fue por la que no dudó ni un momento en huir en dirección a la puerta y correr en busca de libertad, lejos de ese horrible compromiso. Lucy corrió y corrió sin escuchar los gritos de rabia de su padre, lo único que quería era irse lo más lejos posible y ser libre. Hasta que casi sin darse cuenta tropezó con alguien.
_ Ten más cuidado, me has caído toda la leña que había cortado y... ¿Lucy?... ¿por qué vas tan corriendo?.
_ Clarissa... Mi familia me quiere comprometer con el hijo de los Burton... y yo he huído. No puedo permitir que me casen con alguien a quien no amo.
A lo lejos se podían oír los gritos del pastor Timothy llamando a su hija amenazadoramente. Clarissa vio la mirada aterrada de Lucy y no dudó ni un momento en ayudarla en lo que fuera.
_ Rápido _ Murmuró Clarissa agarrando la mano a Lucy _ Corramos hacia el pequeño granero que está junto a mi casa. Allí no nos encontrará.
Una tormenta se desencadenó mientras las dos muchachas corrían hacia el granero. Y cuando Lucy sintió que sus piernas iban a fallarle, llegaron a una pequeña cabaña de madera. Clarissa abrió la puerta y se introdujo en ella junto a Lucy.
_ Ha estado cerca _ Murmuró Lucy _ Gracias por ocultarme aquí.
_ No he hecho nada. Solo he retraso lo inevitable, ¿pero es que estás loca?.
_ Tú no lo entiende... William no es un mal chico pero no puedo amarlo de la misma manera que hago con...
Lucy se calló en ese punto de la frase.No sabía si continuar porque desde el beso que se dieron en la cocina de su casa, jamás volvieron a pronunciar ninguna palabra sobre el tema. Clarissa giró su mirada hacia Lucy y supo enseguida a quien se refería.
_ ¿Crees que yo no siento lo mismo?... ¿Crees que no se me parte el corazón al saber que no puedo tenerte por el simple hecho de que somos dos mujeres?... ¿Qué no crea que esta sociedad es injusta por ver con malo ojos a dos mujeres amarse?... Estás muy equivocada con respecto a mi si piensas que esta situación la llevo bien... Odio no poder besarte, abrazarte o decirte simplemente un te quiero porque somos mujeres.
_ Clarissa lo que pasó en la cocina fue...
_ Una simple muestra de lo que es el amor verdadero. Lucy te amo pero lo nuestro es imposible.
El sonido de un trueno retumbó afuera en el mismo momento en que Lucy se volvía a perder entre los ojos grises de Clarissa sintiendo lo que sintió aquella vez en la cocina. Con cierta timidez, Lucy se acercó hacia la única persona a la que amaba y juntó sus labios con los de ella.
Clarissa comenzó a profundizar más el beso, invadiendo la boca de Lucy con su lengua. Cansada de besar sólo una parte de ella, comenzó a posar sus labios sobre el cuello de Lucy, mientras ella guiaba sus manos a través de los botones del vestido negro de Clarissa, desabrochándolos. Pronto, Clarissa comenzó a imitar el gesto de Lucy haciendo lo mismo con su vestido, quedándose ambas en ropas interior. Y fue ese momento cuando la dos fueron consciente de lo que estaban haciendo, deteniéndose bruscamente.
_ Lucy no creo que ésto sea conveniente. ¿Qué dirá tu padre, un mensajero de dios si nos encuentra de esta manera?.
_ No me importa lo que diga mi padre. Si de verdad existe dios, sabrá que nuestro amor es puro y no tenemos intención de hacer daño a nadie.
Clarissa miró con dulzura a Lucy y comenzó a besarla nuevamente y pronto comprendió que lo único que había deseado desde hace tiempo era sentir el roce de la piel de Lucy contra la suya. Despacio pero sin detenerse, comenzó desabrochándole el corsé, liberando los pequeños pechos de su amada para después, besar cada detalle de éstos. Mientras tanto, Lucy besaba el cuello de su amada y hacía lo mismo con el corsé de Clarissa.
Poco a poco los besos de Clarissa continuaron bajando hasta casi la parte íntima de Lucy, enfadándose con la ropa interior por esconderla. Pero pronto está desapareció, dejándola al descubierto. Con una gran felicidad mezclada con placer que nunca antes había sentido, comenzó a besar esa parte mientras su amada gemía.
Pasado cinco minutos, ambas se tumbaron sobre un montón de heno y Lucy comenzó a invadir la parte íntima de Clarissa, mientras ésta no paraba de besar los muslos de su amada. Ambas gemían de placer y comprendieron que lo que estaban sintiendo no era otra cosa que amor. Pero no un amor que con fecha de caducidad que Lucy había visto en cientos de parejas concertadas, si no un amor como el que se describía en los libros románticos.
Ambas notaron como el tiempo se detenía mientras no paraban de besarse y sólo se detuvieron cuando les invadió el cansancio y decidieron permanecer dormidas abrazadas la una a la otra. Pero con la diferencia de que Lucy acariciaba la cabellera rubia de Clarissa y ésta acariciaba la cabellera castaña de Lucy. Y hubieran permanecido así durante toda la vida si no hubieran sido interrumpidas por el pastor.
_ ¡Lucy McKenzie que demonios has estado haciendo como esa hija de satanás!
_ Padre yo... ¡puedo explicarlo!.
_ No hay nada que debas explicarme. Llevo toda una vida luchando contra el maligno y descubro que mi hija está retozando con una enviada del diablo. Hermano Francis, prepara la hoguera, al amanecer tenemos que purificar a un par de almas invadidas por el maligno _ Y sin decir nada más, el pastor Timothy se fue.
_ ¡No padre... tú no lo entiendes!.
Pero todas las súplicas en forma de grito que soltaron ambas muchachas aquella noche fueron inútil. Permanecieron encerradas hasta que amaneció cada una en una celda distinta. Y cuando los primeros rayos del sol asomaron por el horizonte, fueron conducidas hacia el centro de la plaza del pueblo. Una vez allí, cada una fue llevada y amarrada en un poste de madera, permaneciendo una enfrente de la otra.
_ Queridos hermanos hoy lamentablemente me he visto obligado a contemplar como la frágil alma de mi hija mayor Lucy, ha sido invadida por el maligno. Sin más, me veo obligado a quemarla con el fin de que dios la perdone, así como la pobre alma de la hermana Clarissa Smith. _ Hizo un silencio para observar el rostro de los que habían venido a la ejecución para después continuar _ Sólo espero, que dios, ser misericordioso se apiade de estas pobres muchachas.
Y dicho eso, el cogió una antorcha y prendió fuego a las dos chicas. Clarissa gritaba pidiendo auxilio y diciendo que lo único que había hecho era amar. En cambio Lucy, miraba en silencio los ojos grises de su amda mientras era consumida por las llamas. Y con el recuerdo de haber sentido el significado del amor verdadero, Lucy Smith murió quemada en la hoguera

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martes, 11 de marzo de 2014

La Búsqueda

Erase una vez un chico de hielo proveniente del país de la nieve. Estaba muy triste porque sentía que le faltaba algo. Así que decidió ir a buscarlo sin éxito. Cansado, llegó al límite entre su país y el país del calor. Y allí, sentada se encontró con una chica de fuego. Se miraron y ambos supieron que era lo que su opuesto andaba buscando para después, fundirse en un beso.

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lunes, 10 de marzo de 2014

EL PRIMER DÍA DE PRIMAVERA


Lucía aquella chica de mirada triste, se subió en la parte más alta del edificio dispuesta a suicidarse. Había tenido una mala racha y estaba cansada de luchar.
Pero vio el amanecer del primer día de primavera. Y comprendió que la vida era como las estaciones. Después del invierno siempre llega la primavera trayendo nuevas oportunidades. Lucía sonrió y se bajó para emprender una nueva vida.

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sábado, 8 de marzo de 2014

JAMES BLACK

Él era el típico chico deseado por todas las chicas. Era alto, guapo, joven, con dinero y la envidia del grupo de sus amigos. No había ninguna sola noche en la que no triunfara en las discotecas y siempre utilizaba el mismo truco para ligar.
Veía a la chica adecuada para esa noche, se la acercaba y la saludaba con voz seductora y a continuación la invitaba a una copa. Y sólo bastaban cinco minutos de charla para que la chica ya fuera guapa o fea, bajita o alta, cayera redonda a sus pies, para que finalmente y en menos de una hora se la llevase a un sitio privado para acostarse con ella.
Y aquel sábado por la noche no iba a ser menos para el atractivo James Black, el cual ya estaba listo para seducir a la primera chica de la noche. Entró en la discoteca acompañado de su séquito de amigos, los cuales suplicaban por acompañarle a las discotecas, pues una cosa estaba demostrada. Si eras amigo del atractivo joven James Black, era sinónimo de que serías admirado por todas las chicas de las discotecas.
Entró en la discoteca creyéndose el dueño de ella, sintiéndose como una especie de dios griego capaz de hacer cualquier cosa. Se sentó en su habitual sitio de la sala V.I.P y empezó a evaluar a todas y cada una de las chicas del lugar.
Se fijó primero en una morena de ojos azules, pero la descartó enseguida porque la vio demasiada baja de estatura para su gusto. Después se fijó en una pelirroja de ojos color miel, pero también la descartó enseguida al darse cuenta de que tenía demasiadas pecas en su cara. Y cuando se estaba empezando a cansar y a plantearse irse a otra discoteca, se fijó en una chica sentada en una de las esquinas de la barra.
Comenzó a evaluarla empezando por su larga melena rubio oscuro, para después seguir el recorrido por sus ojos de color gris y terminar en su escote ajustado gracias al vestido rojo que llevaba. El atractivo James sonrió y se acercó a la chica decididamente, dispuesto a conquistarla.
_ Camarero sirvenos dos martinis _ Pidió James con voz seductora.
_  ¿Nos conocemos? _ Quiso saber la chica.
_ Ya me gustaría, pero me tienen prohibido entrar en el cielo para poder conocer a los ángeles... ¿Tienes nombre?.
_ Eres un chico muy amable, mi nombre es Jennifer, pero puedes llamarme Jen. ¿Y el tuyo?.
_ Me conocen por explosivo-man por lo bueno que soy en mis relaciones, pero tú puedes llamarme James.
_ ¿Tan bueno eres en la cama?_ Sonrió traviesamente Jen.
_ Eso tendrás que comprobarlo por ti misma en la cama.
_ No acostumbro a tener relaciones en la primera cita. No soy una cualquiera que se acuesta con el primer chico que ve.
_ Y no lo eres, pues tu belleza está lejos del alcance de cualquier chica.
El camarero llegó con los dos martinis y se lo sirvió a cada uno tal y como se lo había pedido James. Jen lo aceptó con una sonrisa y comenzó a beberlo dejando la marca de sus pintalabios  de color rojo en el vaso mientras era observada por el atractivo y seductor James.
_ Es muy halagador de tu parte escuchar esos cumplidos, normalmente los demás hombres no suelen decirme tantas cosas bonitas.
_ ¿Por alguna razón en especial?.
_ Mi hermana mayor. Ella se parece bastante a mi, pero ella es mucho más atractiva que yo  y suele robarme los ligues. A lo mejor la conoces, solía venir por aquí con frecuencia.
_ Lo dudo mucho, suelo acordarme de todas las chicas que conozco. Y si dices que se parece a ti, la hubiera recordado.
_ ¿Seguro de no haberla visto?, ella solía ir mucho por aquí... aunque hace más de un año que perdió la costumbre de tomarse algo los viernes por la noche.
_ De verdad que estoy seguro. Tan seguro de que me gustaría invitarte a cenar esta noche en mi piso que tengo en el centro de la ciudad.
_ Hmmmm, está bien acepto. Pero sólo porque me has dedicado unos cumplidos muy bonitos. Además este sitio está muerto y la música que ponen es muy mala.
La pareja  abandonó el local y se subieron a un taxi que los llevaron hacia el lujoso piso de James. Una vez allí James, mandó a la cocinera que cocinara langosta para dos, encendió la chimenea y puso el canal de música.
_ Vaya _ Se quejó James _  Hay un especial de música rock en el canal de música.
_ No me importa _ Sonrió la rubia _ Me encanta el rock.
_ Entonces, por mi perfecto. Y dime, ¿qué más cosas te gustan? _ Preguntó con voz seductora el hombre mientras se sentaba junto a ella en el sofá.
_ Pues aparte del rock, me gusta leer, las películas de miedo y mi estación favorita es el otoño.
_ Que coincidencia, a mi también me gusta el otoño y leer. Pero, ¿sabes lo qué más me gusta?... Besar unos labios carnosos pintados de rojo como los tuyos.
Jen sonrió mientras el seductor hombre se acercaba a ella para besarla. Comenzaron a besarse mientras en el canal de música transmitía Champagne Supernova de Oasis y hubieran seguido así durante un buen rato si la inoportuna cocinera no hubiera interrumpido al traer las langostas recién hechas.
_ Muchas gracias Wen, puedes tomarte el resto de la noche libre. Yo recogeré esto luego.
La cocinera sonrió agradecida y se fue, dejando solos a la joven pareja. Comenzaron a comerse las langostas en silencio mientras Jen, no paraba de ser observada por los ojos azules de James, el cual estaba deseando que se acabara pronto la cena para poder acostarse con la rubia despampanante que tenía delante. Por fin y después de media hora de larga espera, la chica terminó la cena.
_ Espero por tu bien Jen, que hayas dejado sitio para el postre.
_ Siempre lo hago. Y yo espero que por tu bien, que el postre no me decepcione.
La rubia sonrió con complicidad mientras James se acercaba a ella y la besaba con pasión. De fondo se escuchaba la canción Life on Mars de David Bowie retransmitida por el canal de música mientras el joven James cogía en brazos a la atractiva Jen para llevársela a la gran cama de su habitación.
La tumbó con delicadeza para después colocarse encima de ella y comenzar a besarla por todo su cuerpo mientras la acariciaba toda su cabellera rubia. Cansado de que la ropa impidiese el contacto de su cuerpo con el de ella, comenzó a quitarle el vestido de color rojo a la par que se dejaba desnudar por Jen.
Se quedaron en ropa interior y James decidió que ya era hora de probar la vagina de la chica. Dirigió su mano derecha hacia el interior de las bragas negras de ésta, mientras Jen se dejaba llevar por la experiencia.
_  Un momento James, ¿tienes algún condón?. No me gustaría quedarme embarazada.
_ Yo prefiero hacerlo sin protección, porque así la experiencia es mucho más intensa. Además soy un experto en la marcha atrás y ninguna de mis amantes se han quedado preñadas.
_ Hmmmm yo prefiero utilizar protección. Así estaré más tranquila.
_ Si insiste _ Se rindió James por primera vez, ya que siempre conseguía convencer a sus amantes para hacerlo sin protección. Pero por esta vez lo haría con preservativo solo para no dejar escapar a la rubia que aquella noche le robó el corazón _ Están en el cajón derecho del mueble bar.
Jen besó sus labios y se dirigió al mueble bar y comenzó a  rebuscar en uno de los cajones hasta hallar con la caja de preservativos con sabor a fresas.
_ Jen preciosa, ¿lo encuentras?.
_ Sí, perdona el retraso pero me he tomado la libertad de servirnos un par de copas de champán francés. ¿Te molesta?.
_ Para nada preciosa, estás en tu casa. _ Respondió James mientras aceptaba la copa _ ¿Y por qué brindamos?.
_ Brindamos por que esta noche será inolvidable para ambos.
Chocaron sus copas con un sonoro brindis y ambos bebieron de sus respectivas copas. Jen sonrió con satisfacción después de beberse la copa de un sólo trago y James hizo lo mismo para pasar a la acción enseguida. La chica rubia se tumbó encima de él para comenzar a besar su abdomen provocando que James entrara en calor y se le nublara la vista.
_ James cielo, ¿te encuentras bien?.
Pero no obtuvo respuesta por parte de él, pues enseguida cayó inconsciente en la cama. Una hora más tarde el atractivo joven despertó algo aturdido e intentó levantarse de la cama sin mucho éxito, pues sus manos estaban sujetas al cabecero de hierro de su cama con esposas.
_ ¿Qué mierda pasa aquí?.
_ Tranquilízate James _ Dijo la conocida voz de Jen _ Sólo te has quedado un poco traspuesto tras beber de la copa con droga que te ofrecí.
El joven desvió la mirada hacia Jen, la cual se encontraba vestida con el vestido que previamente le quitó él y sentada sobre un sillón cerca de la cama. Pero lo que más sorprendió a James, era el objeto que tenía sobre sus manos. En aquel momento la que fue su amante de aquella noche, sostenía entre sus manos un gran cuchillo que utilizaba la cocinera para despedazar la carne.
_ ¿Qué piensas hacer con eso?.
_ Nada que no te merezcas _ Canturreó Jen divertida _ Dime James, ¿te acuerdas de una tal Emma  Brown?... Dicen que se parece bastante a mi, sólo que ella es mucho más atractiva que yo.
James intentó hacer memoria pero le era imposible. Había tenido tantas amantes a lo largo de los años que ya prácticamente las olvidaba una vez que traspasaban el umbral de su puerta.
_Veo que no te acuerdas de ella. Será mejor que te enseñe una foto para acabar con ésto cuanto antes.
Jennifer sacó una foto de su cartera y se la enseño a James. En la foto se mostraba la imagen de dos chicas abrazadas. Una de ellas era Jen con unos cuantos años menos y la otra era una chica que se parecía bastante a Jen, sólo que ésta poseía unos impresionantes ojos de color esmeralda y una bonita sonrisa.
_ A juzgar por tu expresión diría que por fin has recordado a mi hermana. Espero que te acuerdes de lo que pasó hace dos años.
La muchacha se acercó hacia James y comenzó a pasear el cuchillo por el torso desnudo del joven con expresión divertida, el cual estaba cada vez más asustado.
_ Es cierto que hace dos años coincidí con ella en la discoteca en la que te he conocido esta noche y que me acosté aquella noche con tu hermana. ¿Pero a que viene todo este absurdo espectáculo?.
_  ¿Y no te acuerdas de nada más?... ¿No te acuerdas de como la convenciste para hacerlo sin protección alegando que eras un experto en la marcha atrás dejándola embarazada?... ¿Ni cómo ella te buscó dos meses después para buscar tu apoyo?.... ¿Ni tampoco cómo la llamaste puta y te reíste de ella delante de tus amigos?.
_ Jen... yo no quería tratarla de esa manera pero...
_ ¡Silencio!... Asqueroso bastardo, ¿acaso sabes como le afectó eso a mi hermana?. Una joven promesa en el mundo de la moda la cual compaginaba su trabajo con sus estudios de veterinaria... Una chica querida por todos y la mejor hermana que tuve.
_ ¿Qué tuviste?... ¿qué le ocurrió?.
_ ¿Y tienes la cara dura de preguntármelo?... Mi hermana al sentirse rechazada por ti aquella noche, se cortó las venas... Yo fui la encargada de llamar a la ambulancia aquella noche, pero fue demasiado tarde pues ya llevaba más de una hora muerta.
_ Lo siento yo...
_ ¡Que cierres tu puta boca!.... El día en que enterramos a mi hermana me prometí a mi misma que daría con el cabrón que la dejó embarazada. Comencé a salir por los sitios a los que ella frecuentaba y a relacionarme con personas de su entorno... hasta que di contigo. Y como ves, no me resultó nada difícil conquistarte.
Jennifer destapó las sabanas que cubría la parte inferior del cuerpo de James, dejando al descubierto su miembro. Desde el salón se podía oír el canal de música retransmitir la canción Psycho Killer de la banda de punk Talking Heads mientras que Jennifer acariciaba el miembro de James con el cuchillo.
_ ¿Qué piensas hacer con ese cuchillo? _ Preguntó con un hilo de voz James, el cual estaba cada vez más asustado.
_ Voy hacer lo que debió de hacer mi hermana cuando la rechazaste... Además muchas chicas me lo agradecerán cuando sepan lo que tengo planeado hacerte. Aunque pensándolo mejor, no es nada comparado con lo que le hiciste a mi pobre hermana mayor.
Y con la canción Psycho Killer como banda sonora, Jennifer levantó el gran cuchillo y sesionó el pene a James de una sola vez.

(Relato dedicado a mi amiga Nany por darme la idea una tarde en la que íbamos en el tren)
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