viernes, 3 de abril de 2015

ODIADO CUPIDO

Odiado Cupido:
Simplemente lo sabía. Sabía que tramabas algo contra de mi después de permanecer veinticincos años esquivándote. Sabía que permanecías escondido entre las sombras para esperar el momento idóneo para atacar... y lamentablemente lo hiciste.
Aquella horrible noche simplemente vi el chico que me gustaba y el cual sabía que no tenía ninguna posibilidad con él, porque el se movía en un mundo diferente al mío.
Un mundo formado por chicas guapas, con piel perfecta y que son capaces de conquistar a cualquier chico con sólo una mirada... Un jodido mundo que yo ya sabía que nunca iba a pertenecer, porque soy todo lo contrario. Por eso cuando lo vi aparecer aquella noche después de tanto tiempo, yo ya jugaba con ventaja al estar autoconvencida de que él nunca querría nada conmigo.
Pero decidiste que yo iba a ser tu próxima víctima y quisiste jugar conmigo. La noche fue pasando y cuando creí que no iba a suceder nada, decidiste jugármela. Él me pidió permanecer el resto de la noche abrazado a mi y aunque yo sabía que era un jodido error y que no saldría bien... el horrible magnetismo de su sonrisa influyó terriblemente en mi mente, haciendo que, mi racionalidad decidiera abandonarme sola ante el peligro.
No te voy a mentir, que el decidiera permanecer abrazado a mi fue una de las mejores cosas que me han pasado y me hubiera conformado con que la noche hubiera acabado ahí, pero querías joderme aún más. Por alguna extraña e inexplicable razón, las posibilidades se volvieron a mi favor y él decidió que la cosa fuese a más mientras besaba a la chica fea del cuento.
¿Y qué hice yo?... Pues como una imbécil derrumbé todos los muros de mi corazón, permitiendo que él accediera a partes que nunca nadie había entrado. La jodida noche acabó entre besos y estúpidas conversaciones románticas y aunque él se quedó dormido, yo no pude. Simplemente no dormí nada por el jodido miedo de que si me quedaba dormida él se iría sin despedirse.
Hubiese dado cualquier cosa por que la noche no acabase y fuese eterna, pero el tiempo hizo su trabajo e hizo que amaneciera. A la mañana siguiente, él se fue llevándose todo lo que yo fui durante mis veinticincos años de vida, en tan sólo una noche y prometiéndome que, lo que pasó, no acabaría ahí.
Los siguientes dos meses fueron los meses donde cada vez que lo veía le entregaba un trozo más de mi ser, volviéndome cada vez más gilipollas y dependiente de una persona que pensé que podía ser el amor de mi vida. Sabía que dentro de mí había algo que me decía que tarde o temprano todo se iba a acabar, que él se cansaría de estar con una chica como yo... pero yo nunca quise escuchar esa voz. En lugar de eso, pensé en que por fin había comprendido lo que realmente quería decir los jodidos libros sobre el amor y que por fin una chica como yo, también tenía derecho a enamorarse de alguien como él.
Pero por desgracia, dos meses después el conoció a otra chica mejor que yo, yéndose con ella mientras se llevaba todo lo que fui. Y tú permanecías ahí entre las sombras, observándome mientras te reías en mi puta cara mientras yo caía en una espiral de autodestrucción. Me convertí en tu jodido chiste mientras yo casi me deshidrataba en mi cama. ¿Pero sabe que fue lo peor?
Lo peor fue la sensación de perder quien yo era mientras notaba que el chico con el que estaba dispuesta a bajar a los infiernos, me arrojaba a ellos sin piedad.
Y ahora, aún sigo lamentándome por seguir perdida y no poder recuperarme y ser la chica fuerte que era, porque con lo que hiciste te llevaste un pedazo de mi que nunca recuperaré. Muchas gracias.
Atentamente: una gilipollas perdida en sí misma.