Sara terminó y llegó al orgasmo. El disco de “Rise and fall the Ziggy Stardust and the
spiders from Mars” de David Bowie hacía tiempo que había dejado de sonar en
su viejo tocadiscos, pero ella siguió dándose placer como si no hubiese pasado
nada… y ni siquiera paró cuando fue consciente de que sus gemidos estaban
siendo oídos por su compañera de piso. Cada vez que se duchaba con algún disco
de David Bowie de fondo, siempre pasaba lo mismo, pero no le importaba.
Salió de la ducha y se envolvió en su toalla azul. Su corta
melena rojiza le caía húmeda por los hombros, pero decidió que hoy no se
secaría el pelo y se lo penaría hacia atrás para parecerse al Thin Withe Duke. Se puso sus viejos vaqueros
desgastados y su camiseta favorita de David Bowie y sin molestarse en ponerse maquillaje,
salió del baño.
_ Por lo visto hoy también has llegado al orgasmo.
Sara giró la cabeza para encontrarse con Angie, su compañera
de piso desde hace tres años y que ahora, la miraba con una sonrisa en los
labios.
_ Ya ves, lo que no ha conseguido mi ex lo consigue David
Bowie en una sola tarde.
_ Bueno masturbarse de vez en cuando no es malo, pero
deberías ir buscando pareja para poder pasar página.
_ Y ya lo he hecho. Gracias a David Bowie, ya prácticamente
ni me acuerdo del chico que consideraba mi novio y me dejó por otra.
_ Tanto masturbarte es malo… acabarás ciega.
Sara miró a Angie y soltó una carcajada. Hacía tres años que
conoció a su compañera de piso y prácticamente se había convertido casi en su
hermana por todos los momentos que habían pasado juntas. Angie se acercó y la
abrazó.
_ Si me quedo ciega… ya sé a quién puedo utilizar como
lazarillo _ Volvió a reír Sara_ Por cierto, ¿te vienes conmigo de fiesta? He
quedado con dos compañeras del trabajo.
_ Me gustaría pero no puedo, esta noche he quedado con el
chico que conocí el otro día y…
_ Está bien, no me des más explicaciones. Pero recuerda usar
protección.
Sara abrazó una última vez a su mejor amiga y se fue. Eran
las once y media de la noche de un sábado y eso quería decir que las calles
estarían abarrotadas de jóvenes como ella y no corría peligro. Caminó con paso
tranquilo hasta llegar donde había quedado y allí en la puerta, estaban sus dos
compañeras de trabajo esperándola.
_ Por fin Sara, llevamos diez minutos esperándote.
_ Lo siento Eleanor pero me entretuve.
_ No te preocupes _ dijo Patty, la segunda compañera de
trabajo que había quedado con ella aquella noche. _ Yo llegué hace tres
minutos.
Las tres amigas se introdujeron en el pub. Aquel sitio era
frecuentado todos los fines de semana por chicos que le gustaban el rock’n’roll
y no les importaba quedarse sordos. Aquella noche estaba especialmente lleno y
les costó encontrar mesa, pero por fin consiguieron una donde poder sentarse.
_ Lo que yo te diga _ Replicó Eleanor_ Desde que tengo novio
estoy mucho más estable y satisfecha sexualmente hablando.
_ En eso tienes razón _ Siguió Patty _ Yo llevo tres años
con el mío y he podido cumplir todas mis fantasías sexuales. Deberías buscarte
uno, Sara.
En ese punto de la conversación Sara miró para otro lado.
Desde que su novio la dejó por otra hace siete meses, no quería saber nada de
los hombres y odiaba cuando sus amigas se ponían hablar de sus relaciones
sexuales porque le hacían sentir incómoda. De repente se oyó las primeras notas
de la canción “Blue Jean” de David
Bowie y encontró la escusa perfecta para abandonar la conversación que tanto
odiaba.
_ Chicas me voy a la pista… están poniendo a Bowie y creo
que es una señal, luego seguimos con la conversación.
Y antes de que algunas de sus amigas pudiesen replicar, Sara
se fue directa a la pista de baile. Hacía tiempo que no ponían a su cantante
favorito y eso hizo que disfrutara aún más del baile. Cuando la canción acabó
decidió ir a la barra para algo de beber.
_ Buen baile.
La chica se giró y se encontró con un chico que la miraba
con curiosidad.
_ Gracias.
_ Por cierto me llamo Jareth… ¿y tú?
_ Sara.
_ ¿Te apetece sentarte y hablar?
Sara se lo pensó un momento. Hacía bastante tiempo que no le
apetecía ligar con ningún chico, ya que acabó bastante mal por culpa de su
antiguo novio. Pero echó una mirada a la mesa donde estaban sus compañeras, que
probablemente seguirían hablando de sus relaciones y decidió que era mejor
estar con ese chico que con ellas. Así que cogió su copa y sentó en un lugar
apartado del pub.
_ Así que te gusta Bowie. _ Comenzó Jareth para romper el
hielo entre los dos.
_ Desde los dieciochos y escuché por casualidad “Sound and Vision” en la tele. Desde entonces no he parado de
escuchar todos sus discos. Aunque sin lugar duda su etapa como Ziggy Stardust
es mi favorita.
_ ¿Y tu novio no se pone celoso?
_ No tengo novio desde hace siete meses.
_ ¿Y puedo saber el por qué?
_ Cosas que pasan _ Se encogió de hombros Sara.
Sara desvió la mirada hacia la pista de baile con la
esperanza de que pusieran otra canción de su amado David Bowie. Momento que aprovechó
Jareth para analizarla. Lo que más le sorprendió fue que no estaba maquillada,
cosa que solían hacer muchas chicas de su edad. Luego se fijo en su melena pelirroja
y corta peinada hacia atrás y por último, en el cuerpo de ella. Sara era delgada pero con curvas, el tipo de
cuerpo que le gustaba a él. A decir verdad, Sara era el tipo de chica que
andaba buscando y por eso decidió conquistarla esa noche.
La chica se giró para poder decirle aquel chico que volvía a
la mesa con sus amigas cuando se dio cuenta que aquel chico quería besarla.
Pensó en que aquel chico era muy mono y en que sus amigas podían tener razón en
eso de que era hora de buscar novio. Y quien sabe, aquel chico podría ser el
indicado para ella y podrían tener una relación de novios más adelante que
podría durar años. Pero también pensó en que podría pasarle como en su anterior
relación. Podría ilusionarse y dejarse llevar, para después acabar llorando en
la cama por una persona que no se la merecía. También pensó en que debería de
haberse quedado en casa con la discografía de David Bowie y seguir dándose
placer hasta que hubiese querido.
Barajó ambas opciones y finalmente disidió que ir al pub con
sus amigas había sido una pérdida de tiempo y que debería haberse quedado en
casa escuchando al hombre de su vida. Pues de una cosa estaba segura, David
Bowie siempre estaría ahí para ella y nunca le pondría los cuernos. Así que decidió
dejar con las ganas a ese chico, volver a su casa y volver por donde lo había
dejado con David Bowie.