jueves, 24 de septiembre de 2015

#1 AUTORETRATO (Por petición de una amiga)

Antes que nada escribo esto porque me lo han pedido. No busco dar pena, compasión ni nada por el estilo. Lo que expongo a continuación es una serie de conclusiones que llegué de un tiempo hasta ahora.
Supongo que debo empezar por el principio… La primera vez que me partieron el corazón yo era solo una cría de trece años de edad. El hombre que lo hizo fue digamos como una especie de héroe que siempre estaba ahí para salvarme (o al menos bajo mi punto de vista). A ambos nos gustaba las canciones italianas de los 80´s, ver películas juntos y dormir juntos en la cama… Pero quizás lo que más echo de menos es cuando él me dejaba apoyar la cabeza en sus piernas y me acariciaba la cabeza hasta que me quedaba dormida… Lamentablemente, mi padre o el hombre que yo creía mi héroe, se fue marchando dejándome sola.
A partir de ahí, empecé a cuestionarme que había hecho mal para que ese hombre me dejase y también empecé a cambiar mi forma de pensar. Comencé a enfadarme con el mundo, pensando que no era justo y me convertí en una antisocial. Comencé a renegar del amor, pensando que el concepto de novios era para las personas de mentalidad débil que no eran capaces de sobrevivir solos. Me creé un escudo y comencé a ser una chica independiente que se refugiaba en los libros de James Barrie y que no creía en ese sentimiento, cogiendo un asco tremendo a las películas románticas porque pensaba que todo eso era una gran mentira.
Pero pasó el tiempo y fui conociendo personas y pensé que quizás debía cambiar eso de ser una antisocial y fui ampliando mi círculo de amigos. El tiempo siguió pasando y aunque tenía amigos aún seguía con el concepto de que no necesitaba a nadie y me creía que era muy lista al pensar que podía esquivar a Cupido.
Pero todo cambió cuando me enamoré de cierta persona, que hizo que mi manera de pensar cambiara. Pero lamentablemente la cosa no funcionó bien y lo pasé tan mal como la primera vez que me partieron el corazón. Y estuve media muerta, llegando a la conclusión de que me había estado mintiendo durante todos estos años y que tal ve vez no fuese tan fuerte como pensaba y lo más importante… Algo que me abofeteó en la cara durante las noches que pasaba sin dormir: Las personas como yo no tenemos derecho a enamorarnos.
Y no fue algo que pensara fruto de un mal estado de ánimo. Fue porque analizándome cada parte de mi ser mi di cuenta que simplemente no puedo permitirme ese lujo. Y bueno probablemente el que esté leyendo esto pensará que estoy exagerando pero no es así.
·         Para empezar soy una tía de lo más rara. Pero rara de tal manera que todo el mundo me lo ha dicho.
·         Voy de dura, cuando en realidad no lo soy.
·         No soy la típica chica mona a los que todos gustan. Soy una chica algo feucha, con mucho carácter cuando se enfada y que prefiere hacer las cosas sin ayuda de nadie.
·         Tampoco soy nada fotogénica y no sé poner caras monas cuando me hacen una foto y no tengo ni puta idea sobre el concepto de la moda, maquillaje etc.
·         Soy un desastre con piernas. Todo lo que hago me sale mal y ni siquiera sé que voy hacer en un futuro lejano.
·         Odio que me vean llorar y me vean en mis momentos de debilidad, siendo yo la que siempre suelo ofrecer apoyo a los demás.
Y todo eso sumámosle de que siempre soy la chica fea de la fiesta, la que gusta exponer sus cicatrices de alguna manera mientras se refugia en la mentira de que es independiente… Cuando en realidad lo que necesito es a alguien que esté dispuesto a que me aguante mis ataques repentinos de enfado, a que vea películas conmigo, a que me abrace sin que yo se lo pida y que permita que me crea que soy una chica fuerte… A que me acompañé los días de lluvia bajo una manta, que me acompañe en las estupideces que hago y sobre todo que permita que apoye mi cabeza en sus piernas mientras me acaricia la cabeza, al igual que hacía el primer hombre que me partió el corazón.

Antes odiaba las películas de amor porque pensaba que esas cosas no pasaban… y ahora las odio, pero porque sé que esas cosas no pueden pasarme a mí. Y quizás alguien me odie por haber escrito esta mierda… pero el asco/odio que me tengo a mi misma no lo supera nadie.