viernes, 28 de febrero de 2014

HEAVEN KNOWS


_ ¡Kathy Black en diez minutos empiezas! _ aporreó la puerta su manager avisándola de que en pocos minutos tendría que estar lista.
El gran camerino de paredes rojo oscuro y decorado con calaveras de todo los tamaños estaba siendo iluminado por cuatros candelabros de hierro forjado colocados en cada esquina de la habitación. Pero la tenue luz de las velas no impidió que la estrella del rock del momento se preparara como era debido.
Katherine Williams o como era conocida artísticamente, Kathy Black, se estaba preparando para su concierto. Había conseguido batir todos los records de venta de entradas y eso hacía que se motivara y quisiera darlo todo sobre el escenario. Aprovechando sus escasos diez minutos, se despeinó un poco más su larga melena negra, se colocó sus pulseras de pinchos y se enfundó en su vieja chaqueta de cuero llena de tachuelas.
Comprobó una vez más su reflejo en el espejo para asegurarse de que estaba perfecta y cogió a su vieja amiga de seis cuerdas. Una gibson melody maker blanca y con el golpeador en negro que la consiguió a base de mucho esfuerzo antes de ser famosa. Tenía muchas otras guitarras de mejor calidad, pero pensó que aquella noche requeriría la ayuda de su antigua y fiel amiga.
Sus botas de cuero negras retumbaban con un sonoro repiqueteo por el pasillo que conducía al escenario y una vez allí, dejó de ser Katherin Williams para convertirse en su alter-ego Kathy Black. Y sólo bastó que apareciera haciendo el gesto de los cuernos con la mano para que su público estallara en aplausos y silbidos.
_ ¡Hola New York, estáis listos para el rock'n roll! _ Exclamó a modo de saludo Kathy obteniendo como respuestas más gritos de euforia por parte de sus fans. Curvó sus labios de color rojo sangre a modo de sonrisa y siguió con su saludo _ ¡Eso espero porque os prometo que esta noche tendremos rock del duro!. ¡Y además hoy es mi veintisiete cumpleaños y me gustaría celebrarlo con vosotros!.... ¡Así que viva el rock'n'roll, perras!.
Y tras su particular discurso Kathy Black comenzó el concierto. Comenzó tocando una canción de su nuevo disco titulada "I'm the devil"  para después continuar con otras canciones de su nuevo álbum y otras algo más antiguas. Pero aquella noche el cuerpo de Kathy Blacnk estaba en el escenario pero no su mente.
Aquella húmeda noche de otoño que eligió para dar el concierto, la mente de Kathy viajaba a través del tiempo. Más concretamente hace nueve años, cuando era sólo una descocnocida con sueños y aún no había conocido a su alter-ego Kathy Black.  Cuando sólo era una joven de dieciochos años con una guitarra eléctrica y algunas composiciones... cuando sólo era Katherine Williams.
Y comenzó a recordar cuando mandó a la mierda a su padre por decirle que nunca llegaría a ser una estrella del rock para después largarse de casa tras dar un sonoro portazo. Y también muy a su pesar, recordó los dos primeros años que pasó malviviendo en la calle y suplicando a las discográficas por una oportunidad. Pero todo eso quedó atrás, pues ahora era una estrella del rock mundialmente conocida con millones en su cuenta bancaria y una habitación repleta de premios.
El concierto especial de tres horas con motivo de su cumpleaños número veintisiete estaba llegando a su fin y mientras rasgueaba la guitarra obteniendo el mejor solo de la canción que la catapultó a la fama, lo ojos verdes de Kathy cubiertos por una capa de maquillaje negro vislumbraron una figura entre el público.
Enseguida supo a quien pertenecía y por primera vez en mucho tiempo sintió miedo sobre el escenario, provocando que fallara en las últimas notas de la canción que estaba interpretando. Por suerte para ella, en seguida supo como disimular el error sin que nadie se percatara, pudiendo terminar el concierto.
_ ¡Gracias New York, habéis sido un público estupendo!... ¡Y recordad que hago ésto porque soy una perra sin moral y quiero arder en el infierno!.
El público estalló en gritos de júbilo y aplausos tras oír la particular despedida que siempre les dedicaba Kathy a sus fans después de acabar un concierto. Estaba exhausta, había sido un gran concierto y lo único que quería era descansar en su camerino. Entró en su particular cuarto iluminado por los cuatros candelabros de hierro dispuesta a fumarse un cigarro como premio.  Pero al entrar en su camerino, éste no estaba vacío. La persona que vio entre el público se encontraba sentada sobre el gran sofá rojo con una enorme sonrisa que daba escalofríos.
_ Hola Katherine o debería llamarte Kathy Black.
_ ¿Qué es lo que quieres? _ Interrogó la chica mientras encendía un cigarro.
_ Eso no son modales, Katherine. ¿Qué pasa es que no te alegras de verme?.
_ ¿Debería?... Bueno acabemos con esto cuanto antes, ¿qué es lo que quieres?.
_ No nos vemos desde hace mucho tiempo y ¿ya quieres que me marche?. Por cierto me guste la forma que tienes de despedirte de tus fans... no sé, concuerda con tu personalidad y la manera con la que conseguiste ser una estrella del rock.
_ En una hora me pondré en marcha para estar a tiempo en el concierto que daré en California. Así que por favor dime que es lo que quieres y vete _ Insistió una cada vez más nerviosa Katherine.
_ Me temo que eso no va a ser posible, pues vengo a cobrarme la deuda.
El cigarro que se estaba fumando la chica, cayó al suelo ante el impacto de la frase que había escuchado por parte de su oponente. Y enseguida su mente fue inundada por recuerdos de hace ocho años cuando entró en una vieja iglesia abandonada en medio de una gran tormenta.
_ P-pero si me dijiste que te la cobrarías cuando muriese de forma natural.
_ Lo siento cambio de planes. Digamos que necesito que me entregues la parte que me corresponde a cambio de haberte proporcionado el éxito de una estrella del rock.
_ Pero eso no es justo... Hace ocho años firmé ese acuerdo contigo _ Intentó imponerse Katherine sin mucho éxito mientras los recuerdos seguían invadiéndole la mente.
Unos recuerdos que mostraban a una joven y desesperada katherine Williams por tener éxito en la industria de la música. Una Katherine pintando un pentágono de cinco puntas con sangre de cabra en la iglesia abandonada y pidiendo un trato con el hombre que tenía delante. Un trato que le fue concedido a cambio de una cosa insignificante para ella.
_ ¿A mi me vas a decir lo que es justo?. ¿Después de que ese ser misericordioso llamado Dios me desterrase y me condenase al fuego eterno?. No tienes ni idea de lo que es la justicia y ahora prepárate para entregarme tu alma y arder en el fuego eterno junto a mi.
Dos horas después el cuerpo sin vida de Ktherine Williams fue encontrado sobre el suelo de su camerino. Según el forense, no había signos de violencia ni mucho menos de haber consumido drogas sólo una extraña marca sobre el lado izquierdo de su pecho. Una marca que el forense determinó como una extraña quemadura, aún no estando muy convencido de ello, pues nunca había visto nada parecido. Pero lo que más le sorprendió al forense era la extraña forma de ésta, pues era un pentágono de cinco puntas con el número 666.

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1 comentario:

  1. wow me gusto :D, al principio crei que antes era prostituta xD pero en fin esto esta mejor. lol estoy mas actualizada aqui que en fanfiction.net, agradeceria que en cuanto se publique un capitulo me avises y asi estar al corriente si no es mucha molestia xD
    esperare otra historia :), porcierto tus relatos deberian estar en una antologia :D

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