miércoles, 11 de mayo de 2016

DIARIO DE UNA CHICA CON DEPRESIÓN

Hola soy una chica cualquiera de esas que te puedes encontrar por la calle y tengo depresión. Y no, no me he unido a la moda tonta de fingir que tengo depresión/bipolaridad por moda. Lo mío ha sido diagnosticado por el médico.
Aunque este mierda de blog lo leen pocas personas y sólo lo he usado por dejar constancia de mis pequeños relatos escrito por mi, he decido que también voy a dejar constancia de mi enfermedad, ya que se me da mejor explicar las cosas escribiendo que hablando... Y puede que ésto no lo lea nadie... pero da igual.
Para empezar hay muchas personas que idealizan a los enfermos depresivos como:
       A) Personas que visten de negro, que se pasan todo el día encerrados en casa y llorando.
       B) Personas que son pálidas de piel, con ojeras, que viven en su mundo, que son adorables a su manera y que buscan a través de sonrisas rotas alguien que los abrace y les diga que todo va a salir bien (algo excesivamente romántico)
      C) Personas con tendencias suicidadas que tienen que depender de un medicamento para evitar dañarse a mi mismo o  a otras personas.
Si tenéis el pensamiento de alguna de las tres opciones, lo siento pero estáis equivocado.
 Yo personalmente sufro de depresión y de ansiedad desde hace un año. Me gustaría explicar como caí en esa enfermedad, pero no es tan fácil.
Lo único que sé es que he soportado mucho durante toda mi vida. Tragué y aguanté sin decirle nada a nadie porque creí que era mi obligación de ser la chica fuerte. Nunca he sido la típica chica mona que todos los tíos se giran al verme, por eso creo intenté forjar una imagen de fuerte ante todo el mundo, para demostrar que no era como las típicas chicas que necesitan la protección de sus novios. Siempre y desde que comencé a salir con mi primer grupo de amigos fui la chica positiva, la que se reía de todo y siempre estaba ahí para ayudar a todo el mundo.
Me acuerdo que una persona me dijo una vez "me gusta estar contigo porque transmite felicidad y quita los malos rollos"... Pero todo eso quedó muy atrás cuando caí en depresión. Fui casi sin darme cuenta cuando mi mente dijo: hasta aquí, ahí te quedas y empezó mi enfermedad.
Al principio fue sólo ansiedad, todo lo que comía me daba náuseas  y comencé a quedarme más delgada casi darme cuenta (perdí casi diez kilos en casi dos meses) Me costaba dormir, concentrarme o incluso levantarme de la cama. Todo el mundo me decía eso de que debería ir al médico pero otra vez mi actitud de chica fuerte se interpuso y siempre decía: estoy bien mientras sonreía.

Pero lo peor fue en el verano del 2015. Yo fui a currar a Francia durante el mes de Julio y aunque estuve distraída al volver era un zombi. No reaccionaba a nada, estaba en mi mundo, le había cogido asco a la comida y lo peor de todo es que me autoconvencí de que era una persona tóxica.
No quería salir con mis amigas porque una jodida voz de mi cabeza me lo impedía. Me pasabas las horas muertas mirando al techo de mi habitación pensando que tirarse a las vías del tren era una opción.
Y no fue hasta que una gran amiga mía me dijo algo que fue como dos ostias de realidad: no puedes pretender ser la fuerte porque tienes depresión y eso no se soluciona tragándotelo sola como sueles hacer.
Al principio me negué. Yo, la típica chica acostumbrada a no llorar a ser siempre la fuerte no podía tener depresión. Pero la tenía. Al principio pensé que estaba pasando por una estúpida fase de mi mente, así que retomé el deporte y me apunté al equipo de rugby de mi ciudad (deporte que recomiendo) y aunque al principio funcionó, hace un mes y medio que dejó de funcionar.
Llegaba a un punto que hasta hacer un simple pase de pelota en el entrenamiento me agobiaba. Llegaba a casa después de los entrenamientos echa una mierda y pensando que no era tan buena como mis compañeras de equipo... Y lo peor es que mis nauseas habían decido volver, pensaba que me estaba volviendo loca y pensé seriamente en encerrarme en una habitación de la zona de salud mental de mi hospital.
Y ya fue cuando decidí de una vez por todas ir al médico. Allí me diagnosticaron mi enfermedad y me derivaron al psicólogo. Y si algo estoy aprendiendo es que:
    1) Es una enfermedad como otra cualquiera.
    2) Que no tiene nada que ver con los estúpidos estereotipos mencionados anteriormente.
    3) Que a pesar de tener depresión, me puedo permitir el lujo de salir a la calle, tener amigos y reírme a veces
   4) Que de esto tengo que salir yo sola y que no puedo dejar que mi mente me gane en esta guerra.
   5) Que realmente estoy sola en ésto aunque  puedo tener la ayuda que necesito.
   6) Que no es culpa de nadie, ni mucho menos mía.
   7) Que esta situación es una gran mierda, pero tengo que salir sea como sea y contar lo que me pasa.
  8) Que por tener esto no soy menos fuerte y que no durará para siempre.

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